lunes, 7 de enero de 2013

El ángel II - ella

Dentro de las ramas de un gran roble jugaba sin preocupaciones una pequeña aprendiz de la magia de la probabilidad, había obtenido sin mayor esfuerzo una de las varas de encanto de su maestro mientras este dormía.
-als...vers...- era lo único que se podía comprender de los versos en Lengua que repetía intentando tallar sobre el tronco un circulo de poder.

-Alarune, pequeña- dijo con suavidad Sherka el gato moteado del maestro. -Sabes que no puedes recitar un verso tan grande sin consecuencias...-
Sherka felino sabio, conocedor de los secretos de la magia en cualquiera de sus formas, compañero del maestro y el segundo tutor de Alarune ronroneaba sobre una de las ramas más bajas, mirando fijamente a la torpe aprendiz.

-Sherka, estaba tan cerca, pero tu intromisión ha hecho que pierda la concentración - replico la niña con una mueca de molestia mientras murmuraba un conjuro para regresar la vara a su lugar original; bien sabía que si el gato estaba allí, su maestro ya le debia estar buscando y lo mejor sería que no intentara esconder su travesura.

Alarune Karle Selah era huérfana, o al menos eso creía, en sus recuerdos más lejanos se veía sola en el bosque llorando y vagando hasta que encontró a Sherka, tenía cabellos negros de visos de plata por eso el Maestro le había apodado Alarune o pluma del vuelo negro, sus ojos miel cambiaban de color en ciertas situaciones  [pero de eso ella no sabía, no debía saberlo, al menos no por ahora], Karle Selah fue lo que ella exclamo al ver a Sherka y el la nombró así, aunque jamás explicó el significado de esas palabras aun cuando se le preguntara.

-Alarune Karle! habéis tomado la vara de olmo - dijo con voz de trueno

- Si maestro, pero...-

-¿Pero?, - 

La niña bajo la cabeza incapaz de encontrar una buena excusa, sabía que la vara le sería entregada en la siguiente luna si demostraba la habilidad suficiente para canalizar su magia, pero su impaciencia solo había logrado demostrar que aún le faltaba demasiado.

-Mi pequeña ave, - continuó con un tono más dulce -la impaciencia no es buen compañero de los hechiceros. Sé que deseas demostrar tus capacidades pero debes aprender la mayor de todas las magias: la paciencia. Ahora será necesario esperar dos lunas para poder probar tu habilidad y saber si eres acreedora de la vara, ahora ve y lávate iremos al pueblo por provisiones -


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