lunes, 7 de octubre de 2013

A escondidas [algún día olvidado del '02 y jamas terminado]

Me gustaría que todos supieran lo que realmente siento por ti,
Ese sentimiento que inunda mi alma,
pero el destino y sus caminos dictan que sea oculto.
Es mejor que crean que no hay nada,
Solo un lazo de amistad es lo máximo que nos une
Aún cuando lo nuestro va más allá,
algo no convencional, un algo mudo porque las palabras sobran.
Es algo se solo siento y vivo y te lo ofrezco sin esperar nada a cambio.
Un algo que también sientes y me ofreces.

Es una lastima que nada pueda ser y al mismo tiempo sea...

jueves, 16 de mayo de 2013

El angel IV - La profecía

Los antiguos manuscritos describen nuestro mundo Kersha como la realidad latente de otro llamado Kerja; un mundo donde la magia como la conocemos y la sentimos es solo un recuerdo lejano, un sueño que solo siguen los locos. Hay quienes sostienen que algunos como el Gran Saphio lograron atravesar al otro lado y regresar trayendo consigo descripciones y objetos.

"...Lo que conocemos como Kerja ellos le llaman Tierra y es hermosa; posee grandes extensiones de bosques, lagos cristalinos de aguas dulces, bastos desiertos y formaciones rocosas imponentes como las nuestras. Es en cuanto al medio un lugar muy similar al nuestro, es como ver nuestro reflejo a través de un espejo. Pero sin lugar a dudas lo que más nos diferencia es que allá la magia ha sido olvidada y reemplazada por algo llamado tecnología..."

Saphio era también un gran y acertado vidente, sus dones le permitían avistar futuros muy lejanos y precisos. En una de sus grandes profecías hablaba del poder de los vuelos, poderes que en esos remotos tiempos estaban comenzando a despertar.

Hoy día el texto original está disperso en trozos por el mundo y posiblemente no sea posible reunirlos todos. Varios de los pocos versos legibles hablan del vuelo negro y en especial de una pluma de poder excepcional pero también aconseja su eliminación en pro de mantener el orden.

-Sherka, deja de leer la enciclopedia y ayúdame- Sepher se sentía consternado; el encuentro con el maestro cazador le había dejado claro que si no lograba develar el contenido completo de la profecía, Alarune sería asesinada.

-No seas tan impaciente y pon más atención a lo que haces, si la niña te viera hoy no te reconocería como su maestro, además no se porque te preocupas, la Orden no hará nada contra ella mientras se encuentre bajo nuestra tutela- dijo el gato mientras se estiraba perezosamente y terminaba el circulo de poder elegido para el intento de esa semana.

Ambos sabían que ese no era garantía de nada, los cazadores no eran muy afamados por mantener su palabra con los seres de magia y también estaban casi seguros que si la pequeña no murió años atrás en el bosque era porque los dioses así lo habían querido y su destino aun no había sido completado.


miércoles, 20 de marzo de 2013

Zhia



Nunca era tarde, ni tampoco muy temprano para el alado ser miraba desde lo alto, y se preguntaba porque los humanos se preocupaban tanto por el tiempo.

-¿Es que acaso no ven que cada cosa tiene un espacio?

-Como si tú no supieras algo de eso- dijo su compañero, quien posándose a su lado miro esos ojos vacíos de cualquier sentimiento.

Altazar no podía recordar cuando fue la última vez que vio a Zhia mostrar alguna emoción o establecer una conexión con otro ser; solo recordaba los días previos, días confusos, días llenos de melancolía.
 
-Altazar no logro entenderte. Siempre que cuestiono los sentimientos o las sensaciones mortales, me ves como si yo fuera capaz de tenerlas. ¿Es que acaso sigues con esa idea? ¿Que yo sea capaz de sentir y conectarme?...- Zhia hablaba sin mostrar ninguna deferencia a su compañero.

-...Eso son tonterías, sabes bien que la lealtad es esencial si deseamos mantener un orden. Pero eso no requiere de algún sentimiento, es una cuestión meramente práctica-
 
No importaba quien fuera, ella siempre analizaba la conveniencia de acatar o no desde el punto de la fría razón, aunque era considerada leal y le apreciaban por eso, ella no encontraba porque eso debia ser motivo de lo que ellos llamaban alegría o satisfacción.


Zhia siempre había mostrado su capacidad para sentir, para amar y soñar. Su curiosidad le había granjeado más de un lio. Era un alma hermosa siempre dispuesta a iluminar cálidamente a quienes la acompañaban; no había importado cuantas veces la lastimaran o que tan profunda fuera la herida, ella devolvía una sonrisa que en el otro generaba desconcierto y la sensación de haber sido perdonado aun sin merecerlo.

Pero todo tiene un límite y ella lo había alcanzado sin saber, la última herida dejó que sanará sin mayor cuidado, tal vez menos del que solía poner y poco a poco dejó de sentir. Al principio notó que las cosas que la rodeaban no le producían tanta emoción, no la sorprendían, no le causaban ni tan siquiera un poco de curiosidad; el vacío iba llenando su remendada esencia.


-Mi querida niña, ojala alguna vez recuperes tu brillo, aunque tu frio raciocinio no lo pueda entender, alguna vez fuiste un ser con alma. Un alma hermosa llena de vida y con un corazón capaz de...-

-shhhhh calla, la presa ha llegado y es necesario que muera esta noche. Sobre mi alma, no es necesario que lo digas de nuevo; no la necesito nunca la he necesitado, es una carga inconveniente me haría inútil
susurro y se dispuso a cumplir su misión.

El ángel vio como la bella pluma ejecutó su encargo sin mayor dificultad, era la ejecutora ecuánime, incorruptible, lógica por excelencia y también la asesina perfecta; libre de remordimientos, rencores, tristeza, enojo, pasión o deseo.

viernes, 18 de enero de 2013

El angel III - el primer encuentro



Esa mañana el pueblo bullía con la algarabía propia del día de mercado, era uno de los pocos días en que los campesinos y los nobles se veían frente a frente sin tanto aspaviento. De manera menos visible pasaba también con los cazadores y los portadores de magia.

Ameth, gran maestro cazador se sentó en la mesa donde tranquilamente Alarune y Sepher comían; Este último pidió a la niña que buscara al gato y revisara la carga de provisiones por si faltaba algo.

-Creí haberte pedido que no te presentes de esta manera frente a ella- dijo el maestro mientras servía otra cerveza y se la ofrecía al cazador.

-Sepher, gran maestro de alta magia, señor de los olmos, entrenador de siete vuelos, protector de la probabilidad…- Sepher frunció el ceño – Bien sabes que algún día la cazaré, está escrito. No entiendo porque le enseñas, es tiempo perdido, conoces su destino- dijo acariciando su daga.

Sepher miró al cazador, en sus ojos veía claramente la profecía “…la pluma negra deberá morir antes de que sus alas se desplieguen, si el orden preservarse se quiere…”. Él sabía que los textos que contenían dicha profecía estaban incompletos, pero a nadie importaba eso, solo querían matar a quien portara el poder del vuelo negro. Exterminarlos.

Alarune terminaba de asegurar las provisiones cuando percibió que alguien la miraba, algo que no era nuevo, pero lo que le intrigaba era que la mirada no tenia temor u odio. Solo una inmensa curiosidad.  Duncan, uno de los cuatro aprendices de Ameth, estaba como hechizado con la presencia de la pluma y ella se sentía atraída por la pureza de la mirada del asesino. Se acercaron y cuando estaban a punto de tocarse cada uno oyó el llamado de su señor, se separaron rápidamente pero no se olvidaron. No solo el rostro del otro quedó grabado en la memoria y corazón de cada uno, sino el sentimiento que más tarde descubrieron: amor.

lunes, 7 de enero de 2013

El ángel II - ella

Dentro de las ramas de un gran roble jugaba sin preocupaciones una pequeña aprendiz de la magia de la probabilidad, había obtenido sin mayor esfuerzo una de las varas de encanto de su maestro mientras este dormía.
-als...vers...- era lo único que se podía comprender de los versos en Lengua que repetía intentando tallar sobre el tronco un circulo de poder.

-Alarune, pequeña- dijo con suavidad Sherka el gato moteado del maestro. -Sabes que no puedes recitar un verso tan grande sin consecuencias...-
Sherka felino sabio, conocedor de los secretos de la magia en cualquiera de sus formas, compañero del maestro y el segundo tutor de Alarune ronroneaba sobre una de las ramas más bajas, mirando fijamente a la torpe aprendiz.

-Sherka, estaba tan cerca, pero tu intromisión ha hecho que pierda la concentración - replico la niña con una mueca de molestia mientras murmuraba un conjuro para regresar la vara a su lugar original; bien sabía que si el gato estaba allí, su maestro ya le debia estar buscando y lo mejor sería que no intentara esconder su travesura.

Alarune Karle Selah era huérfana, o al menos eso creía, en sus recuerdos más lejanos se veía sola en el bosque llorando y vagando hasta que encontró a Sherka, tenía cabellos negros de visos de plata por eso el Maestro le había apodado Alarune o pluma del vuelo negro, sus ojos miel cambiaban de color en ciertas situaciones  [pero de eso ella no sabía, no debía saberlo, al menos no por ahora], Karle Selah fue lo que ella exclamo al ver a Sherka y el la nombró así, aunque jamás explicó el significado de esas palabras aun cuando se le preguntara.

-Alarune Karle! habéis tomado la vara de olmo - dijo con voz de trueno

- Si maestro, pero...-

-¿Pero?, - 

La niña bajo la cabeza incapaz de encontrar una buena excusa, sabía que la vara le sería entregada en la siguiente luna si demostraba la habilidad suficiente para canalizar su magia, pero su impaciencia solo había logrado demostrar que aún le faltaba demasiado.

-Mi pequeña ave, - continuó con un tono más dulce -la impaciencia no es buen compañero de los hechiceros. Sé que deseas demostrar tus capacidades pero debes aprender la mayor de todas las magias: la paciencia. Ahora será necesario esperar dos lunas para poder probar tu habilidad y saber si eres acreedora de la vara, ahora ve y lávate iremos al pueblo por provisiones -


domingo, 6 de enero de 2013

El ángel I - la contadora de historias

Mortales debéis saber que entre todas las creaturas aladas mágicas los ángeles de níveas plumas no son los únicos que están al servicio del bien; los hay de vuelo azul como el mar, verdes como las colinas, grises como la tempestad que se anuncia su presencia, son tantos y tan variados que me tomaría más de una vida en nombrarlos y describirlos.

Pero hoy les hablaré de un tipo de ángel muy esquivo y raro aún entre su misma clase: el vuelo de la noche; seres de belleza etérea, cuyas alas del hermoso color del ébano están adornadas con brillos de plata extraídos del telar de la misma diosa luna.

Veo que me miráis como si estuviera loca, ¿un ángel de plumas negras, que no sirve al lucero caído?, "alas como las de los demonios", decís; sabed mis buenos mortales que el color de sus alas no significa que sean seres manchados por el pecado y la maldad...queréis pruebas, bien os daré una: cuando un pequeño esta en medio de una pelea de la cual desearía fuese más justa para tener cuando menos una oportunidad si su deseo es fuerte y su alma aún no conoce los intrínsecos caminos de la maldad humana, uno de estos Seres abrirá un campo de batalla neutral removiendo cualquier desventaja desleal.

No os parece suficiente, entonces les contare algunos de sus secretos y podrán entonces maravillarse como yo con tan deliciosa malicia de lo que Alarune hija de la Madre, arquera celestial compartió con esta vieja.